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pokit in a pocket

exactamente como tú

No es difícil recordar el modo lejano de tus formas, caminando lentamente, mientras te acercabas desde ninguna parte. En la distancia eras una silueta que pisaba el mundo a contraluz, para ello te respaldabas en los excesos de los carteles luminosos de la calle, en una calle de excesos, caminando con la dejadez de quien no tiene un especial interés por conocer el destino al que llegará. Te miraba, imposible no hacerlo, eras una excepción ambulante, con una mezcla vertiginosa entre la relatividad, y la sobredosis, que te permitía perdonar la vida a cada baldosa que se ponía bajo tus pies. Mi día había transcurrido, como siempre, por el alambre que cuelga sobre las cabezas estables de la razón, y no dejaba de ser una paradoja aquello, que yo vivía en necesario, y vital, equilibrio, y ellos no. No había sido una jornada beneficiosa, si nos ajustamos a lo comercial, tampoco había sido un día fructífero, pero sólo si nos ajustamos a lo espiritual, y en el terreno personal nada nuevo que no me llegase vestido de tragedia. Aquel drama se había instalado en mi currículo vital, y por algún motivo, tu presencia inesperada me hizo pensar en que podía estar ante un golpe de suerte, y no de los habitualmente me dejaban magullado hasta el alma. La proximidad hizo que tu silueta se fuese convirtiendo en presencia, por primera vez observé tus ojos, su mirada se escondía bajo la postura, levemente agachada, de tu cabeza, eran ojos de gata de noche, ojos vivos de tres miradas por segundo, que aparecían, y desaparecían, como si tuviesen miedo a ver algo que les impidiese seguir caminando. Dejaste escapar un reto con una sonrisa cargada de veneno, y en fin…sería el día, o la noche, o tal vez fueron tus ojos iluminados de oscuridad, el caso es que comencé a perseguir el rastro que me ibas dictando, un rastro que se borraba, como la ciudad, con cada metro que dejábamos atrás.
Llegamos hasta la barra de un bar lleno de esquinas, la guitarra de Django Reinhard mostraba la razón por la que el gitano había sido el primer músico europeo en obtener el respeto de los músicos afro-americanos de jazz. Las notas de;Exactly like you, reinaban en la atmósfera cargada de aquella reserva espiritual de lo canalla. El belga, de sangre trashumante, empapaba el aire con seis cuerdas mágicas, que en sus dedos parecían ser mucho más que seis cuerdas de una guitarra.
Te acercaste al camarero, os saludasteis con desgana, era evidente que os conocíais. Él puso unas llaves sobre la barra, que tu recogiste, antes de girarte hacia mí, y acercarte con aires de desgarradores de fatalidad. Nos dirigimos hacia la calle, en ella, comenzamos a caminar, rodeamos el edificio, y entramos a un portal de paredes descascarilladas, con un fuerte olor a viejo, y a humedad. Tras subir tres pisos, por unas escaleras de madera, que se quejaban a cada paso, y en cada escalón, llegamos hasta una habitación casi vacía; una cama, dos sillas, y un armario sin puertas, nos dieron la bienvenida en silencio. Sin la necesidad de las palabras, me contaste, y yo te escuché. Sin la necesidad de las palabras, tu boca se acercó a la mía, sin llegar a tocarse, separadas por milímetros, nuestras respiraciones jugaron con las cosquillas de los labios del otro. Sonreímos acidez, cargada de veneno, y sin poder mantener en esa distancia, la rompimos para mordernos las ganas, mientras las ganas nos robaban las ropas, con la torpeza que le da la prisa a las manos aceleradas. En el suelo, una navaja, y un revólver, se prometíann la paz, en medio de la guerra de las guerrillas, la paz que ya era una lucha cuerpo a cuerpo, y gesto a gesto. Tu lengua tomó la palabra, se paseó por mi rostro, obscenamente húmeda, y descaradamente fuera de la boca…
El sol fue una puñalada a traición, recuerdo que tu presencia se convirtió en una figura con forma de adiós, caminando a contraluz, con el amanecer respaldando la silueta, eras la hermosura de la tragedia que nace en una calle, de noche, peleándole el brillo, sin quererlo, a la luz de neón.

"Exactamente como tú"
© pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo

Música: Django Reinhard- "Exactly like you"

4 comentarios

Alvaro -

Mi estimado amigo, de este texto me gusta especialmente el ritmo de la narración sobre el resto de los destellos que tiene, va entrando suave como el buen vino, y sin dejar de ser ronco como el buen bourbon. La "delicatesen" con el señor Don Django Reinhard es eso, una delicadeza que le sale a usted del alma negra de jazz que tiene como inquilino. Un abrazo, mi querido amigo.

analetra -

Una situación abstracta cargada de detalles. Me ha gustado mucho. Un beso

Andy Asere -

Tocar jazz contigo es fácil cuando estás sentado a la batería, mi hermano casi blanco, también es fácil leerte porque es cierto que tienes manos creadoras. Al viejo Django le hubiera gustado el cuento. A lo cubano mi hermano.

raquel -

Me apasiona lo decadente que podés llegar a ser, Flaco. Un beso de noche.