de hadas disidentes y poetas de lavapiés
- Con mi aprecio para Tinito La Calma, el poeta de Lavapiés -
Vivía en la calle, a medio camino entre la ironía de lo sabido, y la contundencia de sentido único de lo que creíamos saber, estaba atrapada entre la cordura con horarios, y la locura con olas de temporal, aunque la verdad, lo realmente cierto es que se situaba exactamente entre su atropello, y la lentitud geométrica de los demás. La conocí cuando la Luna hacía esfuerzos por aparecer entre las nubes de humo invernal, y de amenaza de agua, del cielo de Lavapiés, me la presentó un poeta que se empeña en cantar su libertad para que se callen las bombas, aunque le duela a los oídos ignorantes que se visten con corbatas impecablemente sedosas. Esta es una ignorancia a la que el rapsoda combate a golpe de verso, con La Calma que le viste de filósofo, y le desnuda de hipocresía, y con el buen Tino de la tinta que se desgarra, sílaba a sílaba, en su ya desgarrada garganta. Él fue quien me presentó a aquella hada disidente, de nombre impronunciable, que se escondía bajo el lado oculto de la luz, esa que flota al otro extremo de la racionalidad cartesiana. Era aficionada a volar sobre La Habana sus aires de sin frontera, y también invertía en tecnología nuclear iraní en el parqué, sin columpios, de Wall Street. Miraba de frente cuando volaba de espaldas, callaba cuando se le escapaba la voz en un tren de mercancías, acompañando a alguna idea destinada a ser olvido unos kilómetros más allá. Ella me dijo que éramos luz en movimiento, que no podíamos detenernos porque desapareceríamos del teatro espacio-temporal de las galaxias, si lo hiciésemos. Yo la escuchaba atento, casi hiponitzado por sus palabras, eran caricias con formas de gotas de rocío, brillantes en el momento, redondas en el sonido, perfectas para ser saboreadas con los pies colgando sobre el techo del mundo. Así, desde el principio, pasarón los primeros segundos, los segundos en llegar hasta nosotros fueron los minutos, después las horas, y así el tiempo se hizo movimiento despacio, y el espacio fue un deseo estático casi inapreciable, pero veraz desde el desplazamiento del ayer. Supe que la excepción quiso hacerse cotidinana ese mismo día, y que la fortuna mía sería el infortunio de los demás, porque ella, aquella disidencia con alas de aire, y ojos de mar, se quedó a mi lado para siempre, y fue recuerdo presente, y futuro, y también esa compañía donde se nombra en silencio a la soledad.
"De Hadas disidentes y poetas de Lavapiés"
© pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo
5 comentarios
Tinito la Calma. -
De Cuba.
Que de Cuba
Soy,
Criollo.
Y de posición heredara
De mi madre de España,
De mi padre de África.
De Cuba.
Que de Cuba
Soy,
Cimarrón.
De mi papá,
Las letras me fascinaban.
De mi mamá,
El afro, mi cuerpo lo animaba.
Criollo,
Afrocubano.
Tinito la Calma,
A España amo.
Pero mi tierra,
Hoy gritando,
Diciendo hasta,
Hasta cuándo.
Disidente,
Claro hablando
Hasta,
Hasta cuándo.
Tinito la Calma.
Javier -
rosa -
Analetra -
una de lavapiés que os conoce a los dos -