dejadez social
En la altura de las tierras donde la nieve no deja de ser nieve bajo el sol, allí donde el viento es un cuento inacabado que no deja de comenzar, viven unos seres pequeños, muy pequeños, que buscan cabezas vírgenes a las que iniciar en la dejadez social de lo cotidiano. La apariencia de estos personajes es la misma, exactamente la misma, que la que ellos imaginan cada mañana, mientras desayunan pedacitos de historias sin final, ordenadas por tamaños, y formas. Hay días en los que las historias ingeridas hacen que parezcan bolsas de aire caliente en ascensión, otras veces toman un aspecto similar al que tienen las huellas de un camino que ignoran dónde pararán de andar, y los días en los que la luna acompaña al sol en el cielo, en esas jornadas, adquieren la forma de la nada para que todo tenga cabida a su alrededor, y así poder ser testigos de excepción del Caos Universal. El Caos Universal es la fiesta, la desbandera, y la desreligión, de esta especie de duendes, y digo especie, porque no son duendes, ni muchísimo menos, su naturaleza es sensiblemente diferente a la de un duende. No son amigos de usar gorros de duende, ni tienen cara de duende, simplemente porque no lo son, y jamás, que ellos sepan, quisieron serlo. Son seres inapreciables dentro la escala de la apreciación, y su tradición evolutiva tiene sabor a fresa, y a miel, por lo que no son amigos de sus enemigos...
© pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo. "dejadez social"
2 comentarios
pokito -
salud
Virginia -
Un placer leerte, aunque no me gusten los duendes.
beso.