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pokit in a pocket

Hasta siempre, Don Mario.

Tengo una soledad
tan concurrida
tan llena de nostalgias
y de rostros de vos
de adioses hace tiempo
y besos bienvenidos
de primeras de cambio
y de último vagón.

Tengo una soledad
tan concurrida
que puedo organizarla
como una procesión
por colores
tamaños
y promesas
por época
por tacto y por sabor.

Sin un temblor de más,
me abrazo a tus ausencias
que asisten y me asisten
con mi rostro de vos.

Estoy lleno de sombras
de noches y deseos
de risas y de alguna maldición.

Mis huéspedes concurren,
concurren como sueños
con sus rencores nuevos
su falta de candor.
Yo les pongo una escoba
tras la puerta
porque quiero estar solo
con mi rostro de vos.

Pero el rostro de vos
mira a otra parte
con sus ojos de amor
que ya no aman
como víveres
que buscan a su hambre
miran y miran
y apagan la jornada.

Las paredes se van
queda la noche
las nostalgias se van
no queda nada.

Ya mi rostro de vos
cierra los ojos.

Y es una soledad
tan desolada.

"Rostro de vos"
-Mario Benedetti-

perro "apaleao"

Llevaba el olor que dejan las partidas perdidas pegado a sus ropas, filtrándose por los poros de la piel, hasta emborrachar un alma ennegrecida por una derrota que no dejaba de ganarle. Posponía para pasado mañana siempre su hoy, mientras, entre las uñas de las manos, se le quedaban pegados los trozos del ayer al que se recurre cuando hay tormenta. Sus pensamientos dejaron de ser puros hacía ya muchos años, no quiso seguir la teoría general que dice; "dos, más dos, son cuatro", y se reivindicó en las matemáticas de números moldeables a la altura de la cintura.
Pagó a más de un sicario para que acabase con su vida, pero siempre se encontraba con el mismo problema; su poco tino le llevaba a contratar a asesinos católicos, y practicantes, que desechaban la idea cuando observaban en el hecho un posible suicidio encubierto. Intentó olvidarse de las pesadillas que le traía el día, esas a las que ahogaba en viejos vasos, cuando la madrugada se destilaba con el sabor a güisqui de relleno. Militó en las ideas contrarias, en la disconformidad más absoluta, y supo que no debía callarse a tiempo, cuando en el tiempo se le comenzaron a gastar las palabras que no tenían eco. Tuvo una ilusión que le duró un día, y con ella, exiliada, vivió hasta donde la memoria le alcanzó para poder olvidar su patria.
Su imagen no era otra cosa que el resultado de una infancia tierna, a destiempo. Sus pasos torpes, sobre la exacta habilidad de la realidad, no le llevaron más allá de los barrios en los que se mezclan los olores de las comidas, con los sinsabores cotidianos para paladares de extrarradio que pasean hasta la cola del paro.
Se dio cuenta de la cuenta que le daba una vida llena de números rojos escritos con su sangre, y de balances torcidos hacia el debe de haber, pero no habrá. Miró a las estrellas, se despidió de ellas diciendo: "nos vemos ahora mismo".
Recordó a sus seres queridos, y los lugares que le habían dado cobijo a lo largo de la vida. Por último, inventó de nuevo el recuerdo de ella, escuchó su voz, y pudo notar el tacto de aquella piel prohibida que le rescató para perderse después. Una vez terminado el ritual de recuerdos, cerró los ojos, y dejando caer la cabeza levemente hacia atrás, se disparó un tiro en la sien, que como siempre, sólo impactó en la intención.
Ahora vive a causa de un ataque de muerte.

"Perro apaleao"
© Pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo.

Se dejaba llevar

Azul, líneas en el mar
que profundo y sin domar
acaricia una verdad,
y tú,
no lo pienses más,
o te largas de una vez,
o no vuelves nunca hacia atrás.

Se dejaba llevar,
se dejaba llevar por ti,
no esperaba jamás
y no espera sino es por ti,
nunca la oyes hablar,
solo habla contigo y nadie más,
nada puedes sufrir
que ella no sepa solucionar.

Temor,
alcohol de quemar,
pon tus manos a volar
o en tus ojos el terror,
Azul vuelve a reflejar,
y fundido con el sol
reina un sueño
de sonido a mar.

Se dejaba llevar,
se dejaba llevar por ti,
no esperaba jamás
y no espera sino es por ti,
nunca la oyes hablar,
solo habla contigo y nadie más,
nada puedes sufrir
que ella no sepa solucionar.
Se dejaba llevar...


"Se dejaba llevar"
-Antonio Vega-

de-dos

Porque están bajo
dos cielos diferentes,
y caminan por calles
que circulan alejadas,
y beben en tragos
de aguas distintas,
y tienen pulmones
que respiran otros aires,
por todo eso, a veces,
renuncian a las medidas
que ya se inventaron,
y reducen el mundo
hasta el tamaño
de sus pensamientos.

Así no se desbordan
los reproches de la noche,
así escapan del ruido
que hace el silencio,
cuando habla a solas,
y no les duelen las sombras
que dejaron sus cuerpos,
las que el recuerdo
escribe sobre las paredes,
y el sol intenta,
sin éxito, borrar un día más.

Son dos apuestas
en una mesa sin juego,
y el fuego necesario
en el verbo del invierno,
también son verdad,
y la trampa que esconde
el sombrero de un conejo,
pero siempre son ella, y él,
y en algunas ocasiones
son todo el mundo entero.

"De-dos"
© Pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo.

eón/2

Escuché el estruendo
que tiene el silencio,
su disciplina seca,
la concreta severidad
de sus secretos,
y comprendí a la tierra,
ella nunca podría ser
parte de aquel mar
falseado tras la opacidad
de los antojos de un cristal,
entendí el origen del mensaje,
y supe de mi exilio,
y de su irremediable retorno,
y de las letras muertas
que no tomaron partido,
y quise no haber querido,
y comencé a caminar
los pasos que me alejarían
de aquel lugar llamado aquí.

"Eón/2"
© Pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo.

jornada

Tú y yo, sin necesidad
de adornos brillantes,
ni de horarios escuetos,
simplemente tú y yo,
sin anillos amarillos
para casi nunca,
sin firmas que serán
grises siempre,
solos tú y yo,
sin sanciones de sellos tristes
a la sombra de un tribunal.

Nosotros, seres de otro tiempo,
en medio de este mundo
que no llega a rozarnos,
y también nosotros,
con todo el tiempo del mundo
rozándonos la piel,

Tú y yo, a la vez,
repetidos en lo irrepetible,
tú y yo, al ritmo
del fuego sin calma,
peleándole al frío,
sin paz en nuestras fronteras,
siempre tú y yo,
sin más motivo que el universo,
historias de agua, gotas de viento,
alegrías que se envuelven
con paños de seda, y de pena,
tú y yo, así, sin remedio,
tú y yo, como dos relojes de arena.

"Jornada"
© El País de los Tejados. chus alonso díaz-toledo.

prólogo de un epílogo

...te comprendí antes
de que te anunciaran,
hasta podría concretarte
el cuándo, y el cómo...

El cielo, sobre Madriz,
era la obra maestra
que Boccherini escribió
hace tiempo en sus notas,
los violetas, y los naranjas,
se cortejaban dentro
de un atardecer inmenso
que no tenía prisa alguna
por dejar de ser,
fue entonces cuando
tu silencio me llamó
sin interrumpir
el ritmo vivo de la calle,
ahí ya te supe cerca,
y te reconocí compañera,
y todo lo que me rodeaba
se quedó para siempre,
y me pareció tan breve a la vez.

...eres inversamente a mí,
tú creces mientras
yo me desgasto sin remedio,
te apropias de mi tiempo,
y sin pudor alguno,
me recuerdas que serás
la única seguridad
que tenga a partir de ahora,
no tienes necesidad
de encerrarme dentro
de tu silencio eterno,
no puedo escapar de ti,
y te recreas en esa suerte...

"Prólogo de un epílogo"
© Pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo.

café

Desde la vieja silla de madera puedo ver cómo la lluvia va encharcando, poco a poco, los numerosos hoyos que tiene el paseo central, huecos, casi inapreciables en seco, pero de disimulo imposible en mojado. El camarero sirve la leche, ni fría ni caliente, dentro de la taza de café que pedí nada más entrar. Una vez que ha llenado el recipiente, se queda para verme endulzar, con cinco sobres de azúcar, el tibio contenido de la taza, y como viene haciendo desde hace años, retorna hacia la barra del local murmurando palabras imposibles de entender, y moviendo la cabeza levemente en señal de desaprovación.
Aunque llueve, la luz que tiene la ciudad no se podría definir de tormenta, las nubes tienen pequeños rotos, por los que pasan los rayos de un sol que atardece sin fragilidad. Observo el brillo de la acera gracias a esa luz que acompaña al aguacero, es curioso pensar que una cantidad inimaginable de fotones, y de átomos de hidrógeno y oxígeno, hacen que las baldosas, siempre de marcial cemento, se conviertan en una alfombra de delicado cristal.
Abandono la magia de la física, por el momento, y me intruduzco en la conversación que tienen las dos personas de la mesa que hay tras la mía. Son un hombre, y una mujer, lo deduzco por el sonido de sus voces, no puedo verlos, sin girarme hacia ellos, ya que esa acción me delataría, y eliminaría, como oyente gratuíto. Debaten sobre la manera que tuvo un guionista cinematográfico, descerebrado, según él, e inteligente, según ella, de enfocar la guerra civil española, y está claro que no se pondrán de acuerdo nunca. Desisto de aquella causa perdida, abandono el género bélico-sonoro, y me adentro en el puramente visual. Recorro el local con la mirada, voy encontrándome con personas de muchos tamaños, personas de edades diferentes, con ideas diferentes, entornos diferentes, realidades diferentes, y sin embargo, aquí, todos sentados en torno a las mesas, todos son, o somos, diferentemente parecidos.
Mi atención se va, de nuevo, al exterior del café. El ruido largo de un frenazo, seguido por el sonido seco de la chapa accidentada, para terminar con una armonía de cristales, ya rotos, al caer al suelo, me devuelven a la calle mojada. En la vía hay dos coches enfrentados, parece que estuvieran dándose un beso apasionado de reencuentro, pero nada más lejos de la realidad; la única pasión que sale a escena es la de los dos conductores que, con gran profesionalidad, se empeñan, mutuamente, en no dejar en el olvido a ningún pariente cercano del otro. Termino mi café con un último sorbo, enciendo un cigarrillo, saboreo con gusto la primera calada, me lleno con ella, y me levanto para encaminarme hacia la ciudad.
La calle sigue regalando belleza, y decadencia. La calle sigue siendo el teatro donde la eternidad se puede representar de manera efímera, por eso crece con las vidas que, poco a poco, van a morirse en ella. Abro mi paraguas, y en ese preciso instante, me doy cuenta de que lo pierdo.


"Café"
© Pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo.

civismos

Decidieron cerrar las embajadas
que habían crecido en sus manos,
también se olvidaron del camino
que llevaba hasta los buzones
donde las letras tuvieron voz,
y los papeles quisieron conocer
el sentido real de las distancias,
mientras los dos enmudecían
como los extaños de siempre,
como si nunca hubiesen sido
islas sin costas en medio de la ciudad.

Entonces todo les quedó lejos,
los lugares de las mañanas
empezaron a llegar tarde,
las horas de las tardes
fueron minutos de hielo,
y no tuvieron sábanas donde
dejarse caer, como hacían
siempre que los rotos diarios,
de cada uno,
llegaban hasta las noches,
y la luz dejaba de ser un motivo
para no verse en sus miradas.

Se impusieron grandes muros,
hechos con adobes de miedo,
para evitar esas verdades
que les circulaban por la piel,
y que gritaban en dirección
contraria hacia donde iban,
y tapiaron las ventanas del aire
con las gotas secas del rocío,
dejando que la vida fuese
para otro momento,
y en ese momento fue
cuando dejaron de notar
todo lo que un día quisieron sentir.


"Civismos"
© Pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo.

costumbre

Veo cómo se desprende
el color de los días
del papel del calendario,
el negro laborable se cae
como si fuese plomo gris,
y el rojo festivo de domingo,
se tiñe, apático,
de incoloro tirando a mudo.

Parece como si los días
no tuviesen motivos en la calle
para atreverse a salir,
puede que por eso se escondan
detrás de cualquier minuto,
o de muchos segundos,
gritando a las cuatro esquinas
que no pueden volverse a mover,
mientras miran de reojo
al gastado reloj que cuelga
el tiempo nuevo de la pared.

En el mundo se están secando
los bancos de los parques
para las palabras con asiento,
y se aleja de la orilla
la espuma que le hablaba al viento
en el punto final del mar,
y es lo que tiene la muerte
cuando cobra más vida,
y la vida se muere por muerta,
y deja una puerta abierta
para cuando llegue la soledad.

Nos acostumbramos tanto
a creer que no seríamos nunca,
que nos hicieron un sitio
con los días para siempre
en el barrio de nunca jamás,
y volvimos al comienzo
de las primeras palabras,
y las intentamos mayúsculas,
pero ya estaban casi mudas,
y los abrazos habían decidido
que era mejor comenzar
a dejarse olvidar con el final.

“Costumbre”
© Pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo

destino

Creo en los universos
de estas cuatro paredes,
como creo en ti,
que te vistes con el aire
que peina las sierras,
y te desnudas con el alba,
y te haces un sueño roto,
con los trozos
que sobran de la realidad.

Aún tengo vida guardada,
bajo el sueño
de las almohadas
que nos quedan por dormir,
y un montón de mañanas
hechas con kilos de sol,
y noches que se posan
en los lunares de tu cuerpo,
y la confusa seguridad
de los pinceles en blanco,
y un cuerpo por cárcel,
y el alma lejana,
cuando se pierde
entre las dunas de tu levedad.

"Destino"
© Pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo.

callejeando

Dime si en las manos
tienes escrito el futuro del frío,
si en tus dedos se anillan
los aros de los recuerdos,
o si se han convertido
en diez lugares negros
de paso para el silencio,
mientras las palabras
hablan mirando a otra parte,
y el pensamiento huye
hasta donde no puedes llegar.

Si es de plomo el invierno,
alza las palmas,
y acaricia el rostro
insomne de la Luna,
dime, sin tardar,
si su duende de ceniza
sigue cantando
coplas en la penumbra,
deja que alunice
en su voz rota de plata,
y que mi boca llegue
donde las palabras
no se pueden hacer, ni decir.

Busco en mi gusto
el sabor que provocan tus labios,
y el de los dos tragos
que encontramos flotando
en aquellos vasos
de vino caliente,
quiero aprender de memoria
la canción que dejó abril,
junto a su sombrero,
sobre la cama de mayo,
y beber tormentas de agua
en los besos de cristal,
dime si es la vida
la que se mece en las olas,
o si se borran las hojas
de un barco de papel
cuando la marea baja,
no puedo olvidar que antes
el mar no estaba asfaltado,
y podían caer en domingo
todos los jueves del mes.


"Callejeando"
© Pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo.

tres

Un niño rasca la pared
de un portal en el puerto,
quiere cuentos marinos
para contarlos de noche,
por eso araña el muro
con un palo que encontró
tirado en el fondo del suelo.

Un pez se asoma
para ver qué aspecto
tiene el cielo de las nubes,
y las nubes le regalan
gotas de lluvia dulce,
y el pez se vuelve,
y se sumerge
convencido de no haber
viajado lo suficiente.

Un gato, profesor de imitación,
ladra como los perros
por los tejados del barrio,
y le roba una estrella al firmamento,
para regalársela a una niña
que pesca sin caña,
peces viajeros del puerto,
mientras espera
a un cuento de olas,
rayado en las paredes de un portal.


"Tres"
© Pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo.

variedad y ubicación

Dicen que dejó de pasar
por aquí hace tiempo,
me cuentan que abandonó
la república de los sueños,
y que se hizo campo de trigo
para llegar a ser, cada día,
el pan nuestro recién hecho,

Y también quiso nubes,
y ser río inmaculado,
para esperar en las cumbres
con la fría paciencia del hielo,
y derramarse, generosa,
por el valle de la primavera,
como si le faltase tiempo
para llegar a la sal del mar.

Yo aún recuerdo
el olor a limpio que tenía
la fiesta de sus abrazos,
y la alegría blanca
que hablaba en su sonrisa,
y sus manos revoltosas
que se iluminaban,
sin necesidad de brillar,
en la penumbra de la habitación.

... y es que siempre era abril,
o había una disculpa
para el alboroto de una siesta,
aunque lo cierto fuese
que nos gastasemos
a la altura de diciembre,
como las fechas negras
que salpican el calendario,
y nos quedase la travesía
de todos los fríos por caminar
hasta donde vive el calor,
el que sabe como la vida nueva,
y endulza la dureza del invierno
que trata de olvidar la tierra.

"Variedad y ubicación"
© Pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo.

días

Hay días en los que el tiempo
es como un puzzle,
no sé si sabes de estos días,
están hechos con pedazos
de horas que se resisten
a encajar en los primeros
huecos libres de los minutos,
y son segundos como años,
cuando el aire se vuelve frío,
y las mañanas reniegan
de los cielos que gritan sol.

Días que tampoco tienen
mesa para la sobremesa,
ni tardes en busca
de libros de segunda mano,
ni noches con un cine lunático
para los habitantes que hacen
malabares en los tejados,
son fragmentos temporales
que se suceden a contratiempo,
porciones grises de plomo
que circulan cojeando
por las esferas negras de un reloj.

Esos días no tienen porqué
llamarse jueves, o martes,
tampoco han de ser
obligatorios lunes,
o miércoles medianos,
porque esos días pueden
caerse de un sábado,
o desde un domingo sin parque,
o sin patio con cuatro esquinas,
ni bancos para hablarle al silencio
cuando las palabras son ruido,
y pierden el significado del calor.

"Días"
© Pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo.

tacto y memoria

Reconozco el calor
en mis manos,
porque entre los dedos
aún quedan restos de ti.

Mis diez dedos
se han convertido
en la inesperada
memoria callada,
que me relata
los relojes del ayer,
son diez cajones
sin fondo
empeñados en guardarte
junto a la profundidad
de sus adentros,
y me dicen
que te dices con el tacto,
y me cuentan
el olor sin que te gastes,
y me dejan tumbado
en el color marino
de tus ojos de atardecer,
mientras escucho
las historias que hablan
de cien gatos piratas,
y de sus andanzas
por los tejados del sur

"Tacto y memoria" (los gatos piratas)
© Pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo.

laberintos de camas

Duermo en un laberinto
de camas perdidas,
recuerdo sus sábanas,
como si fueran batallas
que dejé de luchar,
sus sueños achechan
a mis sueños,
sus desvelos me saben
a vigilia en silencio,
y a luz que se insinúa
con la calle casi dormida,
como si se resistieran
las aceras a dejar de morir.

Quisiera haberte podido
contar las noches,
quería haberlas entornado
con las palabras precisas,
y que no se gastasen
las ganas de girar el mundo,
antes de comenzar el camino.

Llevo dos muescas
señaladas en la memoria,
dos señales que convergen
en el mismo punto,
justo en el centro de mi tú,
y se dedican a ponerle
nombre a los lugares de paso,
y a quedarse en el piso
por donde no sé
si volveré a caminar.


"Laberinto de camas"
© Pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo.

desorientación

Vuelvo, con el polvo
asqueado en mis botas,
desde donde el sol
hace ceniza a la tierra,
en la mochila traigo
el desamparo de la carne
impunemente asesinada,
y el blanco se me mancha
con la sangre inocente
de cada uno de los nombres
que no serán escritos.

He escuchado gritar al dolor
de la vida arrancada,
he presenciado de nuevo
su sentencia de muerte,
y he tocado ese grito,
y he vuelto a tener
que comprender su idioma,
mientras la razón se muere
con el silencio de los neutrales,
esos que trafican con la vida,
y la adulteran,
en nombre de los intereses
de los que no les dimos
ninguna letra de nuestra voz.

Ellos, que se alimentan
con la hipocresía del fascismo
de los más importantes,
que condenan a la paz
para que no pise la calle
de los extrarradios del mundo,
y se reunen,
para encuadrarse dentro
de una acción consensuada,
y necesariamente vinculante,
en orden a los parámetros
adecuados al momento,
y al entorno del escenario,
y en pos del entendimiento
de las partes enfrentadas,
y con planes adyacentes
para que se garantice
la viabilidad concreta del proceso,
plenamente integrador,
de las exigencias que reclama
el panorama internacional,
son un cáncer
para el buen gusto,
las ladillas que contagia
la moralidad impuesta
desde su falta de ética.
por eso yo me quedo
con las putas
que cobran con el cuerpo
del delito por adelantado,
las putas de sexo dispuesto,
esas que no se prostituyen
con los sentimientos,
y tienen la franqueza del hielo
tatuada a fuego en la piel.

"Desorientación"
© Pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo.

de nuevo

De nuevo retomo
el libro de los abrazos,
hace tiempo que en él
guardé la hoja de un árbol
para que llegase a ser
una historia seca, y entrañable.

Vuelvo a todo lo que reconozco,
a las calles mil veces andadas,
a los cafés de techos pintados
con el amarillo del tiempo,
y a sus mesas de sobremesa,
esos sitios donde las palabras
se convierten en los cimientos
de los pensamientos,
o en los precipicios adecuados
para el suicidio de un principio.

Allí llevo mi camino
hasta los pasos quietos,
donde la sed es nueva,
y me visita en la boca
como si todo el universo
ocurriese por primera vez.

"De nuevo"
© Pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo.

atardeciendo las tardes

Si en la luz de la tarde
se encuentra una disculpa
para alentar al desaliento,
o si el tiempo se araña
con pensamientos afilados,
y se golpea el aire latido
en las afueras del pecho,
busca por los cuentos
que te escribí sobre la piel,
deja que sea un poco
más tarde que la tarde,
y haz la noche en mi cama,
y las mañanas de feria,
sobre un colchón de lunas
tendidas a la sombra del sol.

Quiero nacionalizarme
en la patria
de debajo de tus ropas,
ser ciudadano de tus formas,
arrancarte los suspiros
en tus siestas de verano,
y despertarte poro por poro,
aliento con aliento,
cuando se acurruque
el invierno por los rincones
de una habitación,
porque acariciar tus bordes
será la tarea festiva de mi boca,
y que el paladar de tu boca
busque el nombre de mi sabor,
y que esté en nuestras manos,
desde el principio del comienzo,
el tacto revuelto de los dos.

"Atardeciendo las tardes"
© El país de los tejados. chus alonso díaz-toledo.