Blogia

pokit in a pocket

creencia

Dejó de creer
por la dejadez de las fechas,
notó cómo algo
se terminaba en el tiempo,
una invasión de colores ocres
lo llenaba todo,
y brindó con la luna
dos tragos de adiós.
Dejó de creer
por motivos concretos,
uno estaba lejos del otro,
el otro estaba hecho
con el silencio, en contra
del ruido a favor,
y se callaron los días
como si fueran años,
y los años se negaron
a que aquella fuese su voz.
Dejó de creer
por la decoloración del camino,
sus pasos se desteñían
en la lluvia de un mapa de ayer,
por eso habló, sin prisa,
con el fin de los kilómetros,
y en el fin encontró
un derroche sin medios,
una justificación sin partida,
y una boca de sal, ya sin sabor

"Creencia"
© pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo.

imaginación

Te viví con las formas exactas
que la luz te dijo en el cuerpo,
aprendí a desabrochar los atardeceres
de los botones de tu blusa,
y te caminé sin rumbo,
perdido en la dirección
que indicaban los suspiros
con los que habla la piel,
dibujando las sombras
de la luna en la noche,
exiliando nuestras ropas
antes de comenzar a querer ser.
Inventamos un país en los tejados,
una tierra de color teja, y de chimeneas
que se convertían en trompetas,
cuando en el cielo había luna de jazz,
y supimos que algo es,
sin que sea necesario contarlo,
aunque en el silencio hable el olvido,
y en el olvido se calle
la palabra otra vez de la voz.
Navegamos los desiertos mares de París
buscando un libro sin tapas,
que perdía las letras,
y compramos discos pasados de moda, rayados,
que eran adictos a la canción de la repetición,
hasta conseguimos que las manos
no tuviesen miedo, que su tacto fuese sereno,
y con los dedos llegamos hasta una utopía
que se convirtió, entre ellos,
en las realidades necesarias de los dos.

"Imaginación"
© pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo

tareas

Recorrer las extensiones de la memoria, esos lugares en los que queda la huella de lo ya sucedido, y muchas veces también, de lo que jamás sucedió. Marcas quietas, archivadas, imágenes de la presencia pasada, en presente, con el futuro luchando contra la nada que llueve al otro lado del día, y al otro lado del cristal. Caminar con los pensamientos por los olores, afilar sus bordes, llegar hasta los rincones donde medita la mentira, los mismos metros, en uve, donde se ejecuta la verdad. Saborear las sensaciones del tacto temprano, brillar con el sudor del alba sobre las hojas del rocío, y escuchar, en el mensaje tímido de los gestos atrevidos, a la respiración que se cansa para descansar, luego, sobre el colchón donde la Luna una noche gimió. Merodear los colores de las letras de una tarde de invierno, retratar la nocturnidad de la piel del verano, antes de que el otoño se divorcie de los árboles, caricaturizar la mala sangre que nos riega a contrapelo, y permitir que el azar disponga sus manos sobre mi cuerpo, cuando mi cuerpo sea una apuesta perdida a favor de unas caderas dispuestas a dejarse ganar. Restaurar el tiempo que se descascarilla con el propio tiempo, comenzar a escuchar el ruido de las venas, ése que se olvida en la calma, y que renace latente, cuando cantan los coros imberbes en el teatro de la soledad. Prodigarme, y prodigarte/nos a la orilla de un río de génesis dulce, y epitafios conjugados por el verbo, sin participio, del agua con sabor a sal.

"Tareas"
© pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo

espera

Te espero junto al borde de la luna,
donde la luz rebosa por las ganas
de hacerte visible, y se redondea
como los abrazos a la medida,
y guía el camino de un gato malabar.
Te espero en los primeros pasos
de la calle, con los primeros metros
que se dirigen directos hacia ti,
y guardo por los caminos de París
las huellas en curva de mis botas.
Te espero en una carta por sorpresa,
y en las letras que son ingrávidas
cuando explican lo imposible,
y en las que pesan en el papel
porque dicen contando la verdad.
Te espero en las mil y una noches
de un sueño de verano,
y en la incógnita de ser, o no ser,
más allá de oriente, al final del mar.
Te espero con la piel que despierta
en cada ejercicio que sabe pensarte,
y en las manos de siempre, mi espera,
esperándote mucho más allá.

"Espera"
© pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo

undostrescuatro

1
Desperté en el mismo momento en el que la noche perdía la partida contra la semántica de la oscuridad, la habitación era un viejo cuchitril de paso lento, pero viajero, estaba maquillada con colores ocres, y rosados, que se encontraban en el borde del abismo donde se suicida la pigmentación. Aquella pensión era un pedazo de olvido con camas, una parcela que limitaba con la nada, aunque se llegase hasta ella de camino hacia el país de la piel prometida sin temor. En mi boca aún se podían encontrar los últimos resquicios de la civilización de un güisqui sin marca, que al beberse, realmente marcaba la dirección de la voluntad, prohibiendo escrupulosamente el sentido inapropiado de la circulación común del pensamiento racional. Es posible que aquella bebida fuese una de las últimas pruebas, si no la última, antes de entrar en el espacio de los viajes sin retorno, o al menos, sin un retorno con maleta llena, y cara de felicidad. Probablemente aquel brebaje habría sido en innumerables ocasiones una razón para no continuar el trayecto; la sinrazón que flotaba junto a las piedras redondas de hielo, y que se administraba con cada trago, con cada beso de cristal dado, era tan extrema, que a menudo llevaba hasta la aburrida seguridad de lo ya tenido, y se desandaban las zancadas de la temeridad desnuda de ropas. Mi motivo para haber llegado hasta allí, hasta esas paredes cargadas de kilómetros, y de estrechos caminos con cerradas curvas, no era otro que el de ubicarme en el patio donde juega lo prohibido, lo educadamente negado por ti. No me importaba ya mucho que atrás quedasen labios acogedores, manos fáciles de tocar, o noches plagadas de respiraciones a dúo, yo tenía el índice de precios sin consumo, y me consumía en el aprecio que no sabe del presente en primera-segunda persona del verbo: “amar-a”.

2
¡El amor del Amor de mi amor por tu Amor!
Si Sócrates le hubiese contado a Platón, que el amor era parte de la dactilografía distanciada, que amar era insistir en la existencia de la inexactitud constante, y que se asemeja a la manera que tienen las estrellas en el costado de tu mar, es posible que ahora no me calzase este par de viejas botas hechas con metros, miles de metros de cuero, dispuestos a pasar sin mirar hacia atrás.

3
¿Has imaginado alguna vez el sonido de una estrella fugaz?
Al verlas en el cielo, uno piensa que su sonido debe ser similar a un: pssssssssssssssssbuuumm… La realidad ha de ser bien distinta, creo que toda esa materia chocándose contra la atmósfera, estampándose contra la invisibilidad abrasiva de los gases salvadores que nos rodean, se merece ser algo más que un simple seseo con un final brusco. Debe ser un estruendo espectacular, una comunión de instantes mínimos, millones y millones de átomos estallando, unos contra otros, sumando sus pequeños chasquidos hasta el volumen que suena en la eternidad.

4
Deja que se consuman los últimos minutos, con sus cenizas pintaremos nuestras caras de domingo, y de siesta, y seremos un mundo lleno de voces, pero con caras de mimo.


"Undostrescuatro"
© pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo

ciudad olvido

Por una ciudad
armada de olvido,
en lugares así está el sitio
donde vive el recuerdo
de quién soy,
nadie sabe cómo,
ni cuándo,
pero en mis venas crecen
agujas que intentaron
pespuntear el dobladillo
de las neutralidades.
Huyo del punto medio
del suceso
que deja a la piel
en segundo plano,
no me interesa
la mediocridad del tacto
que se explica
como un mal menor,
no me seducen los poros
cerrados a cal,
sin cantos de voces
con formas desnudas,
por eso me debato
en esta urbe tan olvidada.
Dejaré para mañana
una orden gris
que se ejecutó cuando mi hora
era propiedad del ayer,
dejaré tantas cosas
sobre la mesa donde nacen
las letras desprevenidas,
las que se tintan sin previo aviso,
las que se buscan
en un imposible
que sería realmente
tan posible.
Afuera, en las calles
de las prisas,
una multitud de pasos
llevan diferentes caminos
que conducen
a la misma ninguna parte
de cada día,
en cada semana,
de cada mes,
y piensan con gritos
de revolución correcta,
mientras yo vuelvo,
ya ves, a las palabras
que no pueden explicar
mi explicación de ti.

“Ciudad Olvido”
© pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo

métodos de supervivencia manual

Manos malabaristas y callejeras, manos que eligieron enraizarse al viento de tu ser con diez razones lanzadas al vuelo. Sus diez motivos los desconozco, no sé si fue asunto del azar, tal vez una bolita imaginaria cayó sobre una casilla de ruleta, con un número imaginario, y de ahí salieron todos estos bolsillos volantes sin fondo, que son el hogar de dos de camino hacia algún lugar más allá del suelo.
Son manos que, en ocasiones, se ponen guantes negros para robarle a la calle la cartera, y en la cartera de la calle sólo hay pasos ya dados, repeticiones de vidas dentro de otras vidas, que a su vez serán otras vidas en el mañana. Y entonces creo que es posible una tertulia a tus pies, cara a cara, en mitad de alguna plaza pintada con los severos brochazos de los colores de Marzo, en los pinceles de París.
Otras veces son manos con nariz de payaso, vestidas a rayas blancas y rojas, mudas de sonidos, pero gesticulantes de formas, y en sus gestos hay arenas de mar viajeras, y rutas blancas de cal retándole al mediodía del sol. En esos momentos las manos fabrican rincones posteriores, que se arremolinan entre las flechas de las horas de un reloj, refugios donde Charlie Parker hará sonar el tiempo del verano desde la curva a la que se abraza el realismo de su viejo saxofón.
Hay mil manos entre los dedos de dos manos, vestidas, desnudas, de día, de noche, da lo mismo el lugar, da lo mismo que jueguen "black-jack", o julepe, da igual que vivan en el centro del mundo, o que se dejen la vida pegada a las teclas negras del piano de un bar situado en el kilómetro doscientos veintidós, al fin y al cabo son manos que siempre terminan hablándome de ti, cuando el mundo se empeña en ser la última baza de un juego de cartas sobre la mesa del salón.

"Métodos de supervivencia manual"
© pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo

la tía virgen puta del pulga

Me asustan los señores santos con capirotes, me dan miedo, parecen del ku-klux-klan. No puedo decirlo, el Pulga se partiría el pecho de la risa, pero en Semana Santa me da pánico salir a la calle. Con lo que a mí me gustan los tambores, tenían que llevarlos los tíos del capirote, y es que cuando se nace en el “andergraun”, se es así hasta para los miedos. Yo, cuando los veo todos en fila, desde el balcón de la casa de uno de los padres del Pulga, me quedo tieso de miedo. Allí abajo, todos tan picudos, tan sin gestos, y sin decir ni pío, que entre tanto pico ya se les podía escapar, por lo menos, un pío.
El Pulga tiene una tía que trabaja de virgen en Semana Santa, la llevan a hombros por las calles, mientras la cantan saetas según pasa. La tía del Pulga trabaja de puta el resto del año, el Pulga dice que su tía es muy perfeccionista, y que si es virgen en Semana Santa, ya sólo puede ser mujer de la vida las demás semanas del año. Tengo ganas de conocer a la tía del Pulga, y también a su marido, aunque creo que el marido anda metido en líos de apuñalamientos... Y lo que yo le digo al Pulga muchas veces; “Pulga, me parece que tu familia es una familia desestructurada...” y él me contesta mirando al cielo: “sí, si desestructurada será, pero tiene un mal arreglo que no veas”
El Pulga es un mártir con modos de verdugo, y lo peor es que no lo sabe aún...


“La tía virgen puta del Pulga”
© pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo

china puaagggggggg

china puaagggggggg

la mímica de la calle

Tú dijiste algo sobre la mímica de la calle, y yo me quedé a verla gesticular, mientras al fondo buscabas entre los libros viejos de una olvidada librería que se llamaba Silencio. La mímica de la calle me puede importar un bledo, la mímica de la calle es inmóvil, estatua, fotografía, si no hace, al menos, una forma tuya, o un contorno de ti. Hay veces que la mímica de la calle es fría, y me lo dices desde la puerta de salida del día. Yo creo que por eso te pones un gorro de lana que tiene forma de gorro de dormir, porque es casi el final del día, sólo quedan unas calles, en la calle, para que pueda pasar tu autobús. Aquí el frío es continental, o eso dicen los que lo estudian, pero para mí el frío es un archipiélago de sitios que no conocieron una lata de té, o un tejado adoptado por gatos, o un montón de cosas más, pero siempre que tengo frío, lo único que veo son islotes de vacíos sin peca. La mímica de la calle tiene colores de patio andaluz que camina la primavera, y oscuridades de distancia al cuadrado, pero dividida entre dos. A mí me gusta la mímica de tu calle, pero la de Wall Street ya no te creas que me gusta tanto.

"La mímica de la calle"
© pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo

de hadas disidentes y poetas de lavapiés

- Con mi aprecio para Tinito La Calma, el poeta de Lavapiés -

Vivía en la calle, a medio camino entre la ironía de lo sabido, y la contundencia de sentido único de lo que creíamos saber, estaba atrapada entre la cordura con horarios, y la locura con olas de temporal, aunque la verdad, lo realmente cierto es que se situaba exactamente entre su atropello, y la lentitud geométrica de los demás. La conocí cuando la Luna hacía esfuerzos por aparecer entre las nubes de humo invernal, y de amenaza de agua, del cielo de Lavapiés, me la presentó un poeta que se empeña en cantar su libertad para que se callen las bombas, aunque le duela a los oídos ignorantes que se visten con corbatas impecablemente sedosas. Esta es una ignorancia a la que el rapsoda combate a golpe de verso, con La Calma que le viste de filósofo, y le desnuda de hipocresía, y con el buen Tino de la tinta que se desgarra, sílaba a sílaba, en su ya desgarrada garganta. Él fue quien me presentó a aquella hada disidente, de nombre impronunciable, que se escondía bajo el lado oculto de la luz, esa que flota al otro extremo de la racionalidad cartesiana. Era aficionada a volar sobre La Habana sus aires de sin frontera, y también invertía en tecnología nuclear iraní en el parqué, sin columpios, de Wall Street. Miraba de frente cuando volaba de espaldas, callaba cuando se le escapaba la voz en un tren de mercancías, acompañando a alguna idea destinada a ser olvido unos kilómetros más allá. Ella me dijo que éramos luz en movimiento, que no podíamos detenernos porque desapareceríamos del teatro espacio-temporal de las galaxias, si lo hiciésemos. Yo la escuchaba atento, casi hiponitzado por sus palabras, eran caricias con formas de gotas de rocío, brillantes en el momento, redondas en el sonido, perfectas para ser saboreadas con los pies colgando sobre el techo del mundo. Así, desde el principio, pasarón los primeros segundos, los segundos en llegar hasta nosotros fueron los minutos, después las horas, y así el tiempo se hizo movimiento despacio, y el espacio fue un deseo estático casi inapreciable, pero veraz desde el desplazamiento del ayer. Supe que la excepción quiso hacerse cotidinana ese mismo día, y que la fortuna mía sería el infortunio de los demás, porque ella, aquella disidencia con alas de aire, y ojos de mar, se quedó a mi lado para siempre, y fue recuerdo presente, y futuro, y también esa compañía donde se nombra en silencio a la soledad.

"De Hadas disidentes y poetas de Lavapiés"
© pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo

mecano

Un mecano, sí, eso es lo que me viene la cabeza, a veces, cuando te pienso. Un mecano lleno de piezas, piezas largas, cortas, redondas, cuadradas, rojas, blancas, azules, negras, transparentes, metálicas, y también tuercas, muchísimas tuercas y arandelas para esas tuercas, y un montón infinito de formas por hacer a la espera. Dicho así, y a simple vista, sé que no parece muy romántico, pero como en casi todo, no todo lo que parece termina siendo lo que era. Eres un mecano porque no sé por dónde comenzar a empezarte, no sé cómo hacer para esconderte el libro de instrucciones, y que no lo leas, porque cuando lo lees te pasa que te ciñes a la ley de la gravedad, y la gravedad es ley, y leí que era grave no saber por dónde empezar a comenzarte. También eres un mecano porque tienes piezas del mundo en tus manos, entre tus dedos, bajo tus pies, y las tienes así, a pedazos, revueltos en la caja donde escondes los sueños que te quedan por contar. Y si te vienen minutos con los segundos primero, corres a por el dichoso libro de intrucciones, y vas a la hoja del orden de las cosas, y me la enseñas, y la ignoro porque nunca me enseñaron a leer: made in taiwan. Entonces suenan tacones sobre la madera, y los gitanos del barrio lanzan sus sombreros al aire, y se les desmadra el tupé, y sale el cristo a procesar la calle con el libro de intrucciones en una mano, y en la otra el diccionario de: "deidadñol-taigüanes/taigüanes deidadñol". Y me aplica, el dios políglota procesante, una semana santa severa, y te haces mecano de nuevo, porque te monto, y te desmonto de un grito para que te/me caigas mal. Odio a la ingeniería con instrucciones, y odio a los alemanes que las escriben, porque me suenan a chino, y también odio la formalidad que tienen sus páginas ordenadas una tras otra, y con números para que no se escape ni una. Yo no sé si ahora te parece romántico esto que te cuento, yo creo que lo es, porque mira la que monto para intentar saber por dónde debo arriesgarme a comenzarte a empezar.

"Mecano"
© pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo

despropiación cotidiana

No tengo apenas letras,
se ahogan a cada minuto
en un mar lleno de tiempo,
con olas llenas de horas,
muchas horas de altura,
y espuma seca parda,
y caballitos de mar cojos,
y también de caracolas
rectilíneas totalmente mudas.
No tengo cosas que contar
más allá de unos metros,
y estos metros son frágiles,
tanto que parecen centímetros,
o milímetros puestos de puntillas.
No tengo luces que dar,
ni imágenes que expliquen
sus formas para la comprensión,
no tengo guión, ni apuntador
maestro en la improvisación,
y tampoco hice memoria
cuando encontré el camino.
No tengo ganas que gastar,
apenas quedan algunas tendidas
donde se seca la ropa rota,
en el tendedero de los sueños
que eligieron una tonalidad añil,
antes de ser tela rasgada,
agujereada por los disparos del sol.

"Despropiación cotidiana"
© pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo

dunas y hojas

Me tuerces las letras,
antes de que salgan de la boca,
volteando el sentido
que no entiende de ratos a solas.
Posas tres huellas
de tiempo escueto,
y de noble madera,
esquivando los piropos
que se escriben en tus pasos
pequeños, y grandes,
de chicle y rock&roll.
Vas, vienes, pero siempre
queda el sabor de las frases
que sin decirse, se gritan,
y se escuchan
más allá del silencio.
Eres compañía, y compañera,
que se riza en los recuerdos,
y te alisas en las noches
de la luna que no espera.
Eres el sol y la sombra,
el agua con sed,
un sin, con un con,
un uno, y dos confusos,
dos, uno y dos, obtusos,
uno y uno igual a dos.
Me tuerces las palabras,
antes de que las deletree mi boca,
escondiendo las camas vacías,
que se llenan de estar solas.

"Dunas y hojas"
© pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo

uno de uno

Quería empezar un poema que no dijese nada importante, que huyese de la filosofía triste que bulle en los versos. Tampoco quise que amor fuese una palabra de serie, e intenté sellar las ventanas que dan al alma de las otras personas. Olvidé la épica tópica, y la típica rima fácil de terminación en “ar”, mientras colocaba andamios alrededor de las letras. Pensé que sería mejor buscar una razón que quitase la razón a las frases que buscaba, así luego sólo tendría que quitar la razón a esa razón disidente, para llegar a la declaración de principios que sería el embrión de mis delirios de poeta.
A mi alrededor se amontonaban las facturas sin futuro de pago, los botones descosidos de aburrimiento, y alguna que otra cita a ciegas con la muerte de las citas. La cosa no estaba para derrochar utopías, y yo me había embarcado en la travesía de nunca acabar, andaba buscando la respuesta a la pregunta del millón. Hubiese sido más sencillo rimar amor con terror, abandono con perdono, o pasión con fusión, pero no, yo quería la palabra exacta que lo dijes todo, y nada, si fuese necesario decir nada.
Volví a imaginar el desierto plano que se levantaba sobre mi cabeza, clavando sus raíces de fuego, y cristal roto, en los pensamientos que intentaban respirar fuera de aquella tormenta de arena. Quise huir de él, recuperar la frialdad de la perspectiva exacta del infinito, y el tiempo chocó por un segundo contra mí...
No recuerdo si era martes, o si era viernes, pero no tenía la menor importancia el detalle de la fecha, sólo importaba el sabor a nombre que comenzaba a visitarme, sin remitente. Era un nombre borroso, se escondía en la distancia que hay entre la realidad y la mentira, portando, cosidos en sus ropas, los deseos que nadie se atrevió a confesar. Era un nombre sin rostro, pero sabía susurrar y gritar, reír y llorar, correr y parar, amar y fornicar. Era el invierno del verano, y también la flor de abril en noviembre, la tierra perfecta donde vivir enterrado hasta la muerte, que siempre vivía afuera.
Quise saber las letras que formaban ese rostro de nombre, pero sólo encontré el apellido del olvido, y una nota en blanco firmada por mí.

"Uno de uno"
© pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo

antes de

Entraré sin pedirle permiso a las circunstancias, simplemente caminaré hacía la profundidad de una estancia cualquiera, no miraré para atrás, mi propósito es caminar, avanzar entre todo ese ruido de fondo que se intuye, que se siente, pero que seguramente no esté más allá de mi necesidad de escuchar. Notaré bajo mis pasos el crujir de las sonrisas que se calleron de las bocas alguna vez, son una mezcla de ironía, y de desesperación, un batido de vidas fronterizas maquilladas con el polvo de una tierra que no volverán a recordar. Me preguntaré cómo han llegado hasta aquí, se lo preguntaré a la altura, y la altura me responderá con el silencio de la oscuridad, y leeré el relato de un cuento muerto, escrito en una lengua muerta, y hablará de la muerte, y borraré con su vida cualquier reflexión sobre la resurrección de las almas caducadas. Antes de marcharme sé que sentiré la humedad represora del medievo, su ignorancia, y la de sus cultos religiosos impregnados con la venganza del temor a lo desconocido, y seré un cruce a destiempo en la calle de las Cruzadas, y entraré en un coma profundo con vistas rojizas, en primera línea de raya, del punto seguido por el final.

"Antes de"
© pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo

irina

irina

Aquí os dejo un mensaje escrito por Gilda, una buena amiga mía, en el que cuenta algo realemente importante, y lleno de urgencias. Espero que toda llegue pronto a su fin, y que Irina vuelva a ofrecer su hospitalidad a la viajera Gilda.


-Caviar de Berenjenas- Gilda

Es la primera vez que publico la foto de una amiga... Esta es mi amiga Irina Kitaeva, de San Petersburgo, conocida por la mayoría de las Maris este verano pasado. Ha trabajado como guía (de forma ocasional) en el Hermitage, guía turística de la ciudad y es profesora de inglés. Trabajaba en un instituto y, además, da clases a particulares y empresas. Hace unas semanas dejó el instituto para dedicarse más a las clases particulares (mucho más rentables) y parecía bastante contenta con su decisión. Tiene un marido encantador y dos niñas. La conozco a través de una amiga común, que se las apañó para que pasáramos unos días en San Petersburgo con un presupuesto mínimo. Irina nos alojó en su casa, éramos tres las invitadas y ella y su marido durmieron esos días con sus niñas en literas mientras nosotras ocupábamos su salón. Desde entonces, siempre que visito San Petersburgo quedamos y nos vemos. Irina cocina muy bien y le encanta agasajar a sus invitados y, como buena rusa, les obliga a brindar antes de beber (y a beber hasta terminar el vaso, la copa y la botella). Esa es la costumbre y, como yo no estoy acostumbrada, suelo acabar algo perjudicada y riéndome de todo. Su marido dice que se habría casado con ella sólo por el borsch que prepara y le doy la razón, aunque sus blinis también son muy cotizados. Es la anfitriona perfecta, no sólo en su casa, sino también en su ciudad. Siempre busca tiempo para enseñarte algún palacete, contarte alguna historia de los zares, prepararte alguna excursión.
Hace algo más de tres semanas que Irina ha desaparecido. Fue a dar su clase de inglés por la mañana, volvió a casa, fue a dar su clase de la tarde y nunca llegó. La policía no parece tener ninguna pista fiable. Su familia está desesperada. Yo no sé de qué otra forma puedo ayudarles, de momento se me ha ocurrido difundir su imagen, por si hubiera suerte. Si no es mucha molestia, me gustaría que me ayudárais copiando esta foto y enviándola a todos vuestros contactos. Me niego a pensar que aquella mañana en Petergof fuera la última vez que nos veíamos.
Gracias a todos.

días

Hay días en los que el tiempo
es como un puzzle,
no sé si sabes de estos días,
están hechos con pedazos
de horas que se resisten
a encajar en los primeros
huecos libres de los minutos,
y son segundos como años,
cuando el aire se vuelve frío,
y las mañanas reniegan
de los cielos que gritan sol.

Días que tampoco tienen
mesa para la sobremesa,
ni tardes en busca
de libros de segunda mano,
ni noches con un cine lunático
para los habitantes que hacen
malabares bajo un edredón,
son fragmentos temporales
que se suceden a contratiempo,
porciones grises como plomo,
que circulan cojeando
por las esferas negras del reloj.

Esos días no tienen porqué
llamarse jueves, o martes,
tampoco han de ser
obligatorios lunes,
o miércoles medianos,
porque esos días pueden
caerse de un sábado,
o desde un domingo sin parque,
ni patio con cuatro esquinas,
ni bancos para hablarle al silencio,
cuando las palabras son ruido,
y pierden el significado del calor.

"días"
© pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo.

20-N

20-N

deambulando

Estás aliada
con colores suaves,
no tienes en ti
grandes estruendos,
y suenas interminable.
Eres sobre lo de allí,
y lo de allá,
como la pizca
de sal necesaria,
pequeña,
pero tan imprescindible,
como lo es el sur
para la vida,
o como lo es,
para la uva,
el silencio que le pide
a la tierra el sudor
que será líquido veraz,
del sabor de mi paladar.


Circunvalaba el extremo de, practicamente, todas sus cosas. Era una especie de huracán de bolsillo, un remolino de planes, como la anarquía que nos susurra la razón soñada, era tantas y tantas cosas, que a él no le quedó más remedio que ejercitarse en la noble tarea de pensarla. Para ello dispuso del tiempo que quedaba por venir: ignoró el reloj, a su mecanismo espiral de dientes suizos, dejó de lado todo aquello que tenía el aspecto de ser un poco más de todo aquello, y encomendánsose a la ilusión, comenzó a pensarla, con la silueta de la noche, sobre la piel de cada día.


"Deambulando"
© pokit in a pocket. chus alonso díaz-toledo